La falta de buenos jugadores y la falta de dinero en el Club de Deportes Rangers, llevó a este platel a quedar eliminado de la Copa Chile, pues no hay recursos para contratar a jugadores estrellas tanto nacionales como extranjeros y lamentablemente el cuadro piducano esta condenado para siempre a conformar equipos mediocres, hablando las cosas con la verdad.
El club rojinegro más bien parece una vitrina de compra y venta de jugadores con potenciales talentos, pero a medio caminar se desinflan y terminan jugando en clubes modestos y sin competitividad.
Un encuentro que era de vida o muerte para ambos elencos y la Universidad de Chile, sentenció la eliminación de Rangers de Copa Chile y una fuerte reflexión que lanzó el arquero Nicolás Peric deja en claro el verdadero problema “no tuvimos pericia para finiquitar. Ahora, hay que meterse la mano al bolsillo y reforzar el equipo”, dijo. Una crítica que por años la hinchada Rojinegra pide a la dirigencia del club piducano, pero que no ha sido escuchada.
Curicó Unido, pese a la buena campaña del año pasado, en el actual, ha ido cayendo en su nivel. Su último encuentro por Copa Chile, cayó de local en definición a penales ante la Longaniza Mecánica y cerró toda posibilidad de seguir en la competencia.
El cuadro tortero se ilusionaba con el sistema de juego y el resultado en los primeros minutos del partido frente a los Chillanejos, pero el destino diría otra cosa, y en los penales se definió la brega.
La falta de seguridad para finiquitar desde los doce pasos, es una de las causas que dejó a los torteros fuera de campeonato y tal como Rangers, deben replantearse como clubes y pensar en grande.
En ninguna parte del mundo se ha visto que un equipo con jugadores de poca monta, logren ganar campeonatos sobradamente. La realidad es cristalina , la verdad es dura y dice que hay que desembolsar mucho dinero para ser un club poderoso y llenar estadios. Otra cosa, es que los clubes ilusionan a sus simpatizantes con promesas y más promesas, pero lo que en realidad quieren es no llegar a jugar un encuentro sin público por causa de la mala calidad de sus jugadores.