El presidente Sebastián Piñera concretó cambios en seis ministerios, tocando parcialmente el equipo político y el económico. No obstante, el cambio de gabinete estuvo lejos de las expectativas que se habían generado en el oficialismo.
Este miércoles se convirtió en una realidad lo que se venía especulando desde marzo pasado, un cambio de gabinete que incluyera las áreas de economía y política.
Fue así que el presidente Sebastián Piñera telefoneó durante la mañana a los dirigentes de Chile Vamos para anunciarles la decisión que había tomado, respecto a cursar cambios en 6 de las 24 carteras de ministros.
El presidente Piñera contactó a los nuevos ministros a las 09:00 horas y luego pasadas las 11:00 horas contactó a los ministros que se iban.
La sorpresa de este cambio estuvo en el puesto de Desarrollo Social, que ocupaba Alfredo Moreno, donde el mandatario nombró a un exmilitante DC y excercano a Andrés Velasco, Sebastián Sichel, el mismo que desde 2018 ocupaba el puesto de vicepresidente de Corfo.
Sichel, sin militancia política por estos días y sin cercanía directa a los partidos de Chile Vamos, llegará a contar del lunes al comité político, es decir, a la mesa del Presidente donde se toman las decisiones.
El resto de los nombres fueron “reciclajes” que hizo directamente de su primera administración. De esta forma, en Salud salió Emilio Santelices e ingresó un viejo conocido: Jaime Mañalich, extitular de esa cartera del primer gobierno.
En Relaciones Exteriores hizo lo mismo. Telefoneó a eso de las 09:00 horas al exministro de Justicia de su primer gobierno, Teodoro Ribera, reemplazando al escritor Roberto Ampuero. Con esto buscó acallar las críticas sobre una conducción débil en materia de política exterior.
En Energía, ministerio que se transformó en el punto de quiebre en la caída de las encuestas, salió Susana Jiménez, nombrando al ex RN y hoy cercano a Evópoli, Juan Carlos Jobet.
En enroques, ya que siguen en el gobierno, nombró al ex CPC Alfredo Moreno en Obras Públicas, dejando Desarrollo Social con polémicas abiertas por la Consulta Indígena. Mientras que el que ocupaba esa cartera, Juan Andrés Fontaine, fue trasladado al Ministerio de Economía.
Quien estaba en esa repartición, José Ramón Valente, dejó definitivamente el Gobierno pese a que había reconocido en horas previas que le daría “lata” si es que lo sacaban, lo que finalmente ocurrió.
Pero la ceremonia de nombramientos fue a medias, porque solo dos de las seis carteras que sufrieron modificaciones estaban en Santiago.
Lejos de hacer un mea culpa del momento político que viven, el mandatario aprovechó de defender las reformas que está impulsando e incluso reiteró la frase del obstruccionismo en alusión directa a una parte de la oposición.
“Como Presidente de Chile estoy absolutamente convencido y comprometido con la necesidad de impulsar y sacar adelante estas necesarias y urgentes modernizaciones y reformas que Chile y los chilenos necesitan”, señaló.
“Y en consecuencia, después de haber hecho todos los esfuerzos de diálogo y de búsqueda de acuerdos, creo que llegó el tiempo de las definiciones y el tiempo de la acción”, concluyó.
Los nuevos ministros hablaron con la prensa, pese a que no quisieron entregar definiciones de ciertos asuntos contingentes a sus carteras.
El titular de Salud, Jaime Mañalich, reafirmó su compromiso con sacar adelante la reforma al sistema de Isapres.
“Yo he sido muy enfático en insistir en una reforma a las isapres que les es muy dolorosa, a la que se han resistido hasta la fecha, y creo que tenemos que llegar a un acuerdo porque vamos a avanzar de todas maneras”, advirtió.