Los loros corresponden a dos especies diferentes: Choroy (Enicognathus leptorhynchus) y Cachaña (Enicognathus ferrugineus), la mayoría de los cuales fueron incautados por el SAG debido a que se encontraban en manos de tenedores ilegales, es decir mantenidos en cautiverio como mascota, contraviniendo el artículo 3 de la Ley de Caza. Otros fueron rescatados presentando diversas lesiones, desde fracturas a enfermedades del plumaje. Por ambas causas, el Servicio Agrícola y Ganadero derivó los ejemplares al Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre Parque Safari Chile, para que las aves comenzaran su proceso de rehabilitación.
En el lugar se realizó un extenso trabajo conjunto de evaluación y recuperación, debiendo tratarse desde lesiones físicas puntuales de rápida recuperación, hasta problemas conductuales de largo plazo, como la improntación, proceso en el cual el animal se habitúa y adapta a la presencia y conducta humana, perdiendo habilidades o destrezas naturales básicas de subsistencia como la alimentación por sí solos y la vida en núcleos sociales de su especie, lo cual lo inhabilita para sobrevivir en la naturaleza.
Al respecto, la Directora del SAG en O’Higgins, Paola Conca, hizo un llamado a la ciudadanía a “ser responsables y no adquirir o comprar como mascotas animales nativos ni exóticos en lugares que no estén expresamente autorizados por Resolución del SAG, ya que pueden estar formando parte de una cadena de tráfico ilegal que cobra muchas vidas de especies que están en peligro de extinción. Estudios han demostrado que por cada loro que es vendido como mascota producto de este tráfico ilegal, otros 10 murieron durante el proceso de extracción, transporte y mantención. Hoy hemos presenciado una hermosa liberación, contribuyendo a regenerar nuestro ecosistema”.
Por su parte, Alonso Silva, Director del Departamento de Manejo y Salud Animal del Parque Safari Chile señaló que el trabajo realizado con éstas aves, y que permitió esta exitosa liberación, apuntó a “un tratamiento conductual, que es mucho más prolongado que un tratamiento médico, pues tuvimos que desacostumbrarlos al ser humano para que pudieran desenvolverse sin problemas en su medio natural y asegurar así su supervivencia”.
“Los animales fueron mantenidos en grupo, para que fueran desarrollando lazos sociales con su misma especie y formando una colonia o grupo social, dado el carácter gregario de estas especies” finalizó el profesional.
Las aves fueron liberadas en un bosque cordillerano de Roble Catedral (Nothofagus obliqua), una formación vegetal característica del denominado bosque templado austral, lugar de difícil trayecto para las personas, con lo que se resguarda la vida de estas aves.
Finalmente es importante recalcar que la fauna nativa NO es mascota, y su caza, captura, tenencia o comercialización, constituye un delito penado por la Ley.